miércoles, 14 de noviembre de 2018

LA PIRAMIDE

Va un señor muy viejito por la vereda de un barrio bastante desconocido. Un flaco que recién salía del club que estaba a la vuelta, pasó en bicicleta y lo miró por arriba del hombro.
En los árboles que bordeaban todas las veredas de la zona cantaban los pájaros, alegres, mientras fabricaban sus nidos.
Un ratón salió de un caño de desagüe y pasó por atrás del viejito pero este no se dió cuenta.
[12/10 20:37] Adrian Valenzuela: El señor caminaba mirando hacia abajo, pero en un ángulo, digamos, de 50grados, como para no perder la visión periférica del camino
[12/10 20:40] Adrian Valenzuela: Llevaba puesta una camisa casi blanca, surcida en el codo izquierdo y un chaleco negro, de lana del norte de Escocia. Calzaba unas zapatillas deportivas, que por más que fueran de su número, parecían grandes para él.
[12/10 20:41] Adrian Valenzuela: Cuando llegó a la esquina de Gral Paz y Elorza se detuvo como desorientado y miró para ambos lados
[12/10 20:43] Adrian Valenzuela: Hizo un gesto como de fastidio, pegó con su pie derecho, un golpe contra el piso, y con bastante dificultad se sentó en el cordón de la calle.
[12/10 20:44] Adrian Valenzuela: Pasó un chico que venía corriendo y no lo había visto hasta que lo tuvo casi encina. Lo miro con una mezcla de asombro y desconcierto
[12/10 20:46] Adrian Valenzuela: El viejito cuando lo vió al pibe levantó su brazo derecho y lo llamó
[12/10 20:48] Adrian Valenzuela: Le dijo - nene, vos sabés quién soy yo?
[12/10 20:50] Adrian Valenzuela: Y el chico le dijo - no, y siguió su camino, caminando primero y volviendo a correr después de unos metros.
[12/10 20:50] Adrian Valenzuela: Mientras corría pensaba en ese señor, realmente nunca lo había visto por el pueblo
[12/10 20:51] Adrian Valenzuela: Sacó su celular del bolsillo y llamó a su novia, lo atendió una voz masculina
[12/10 20:53] Adrian Valenzuela: Era ella que estaba muy disfonica, ya de por sí ella tiene una voz atabacada, bastante varonil, pero que mezclada con la celebridad de su hablar, se podría decir que hasta era sensual escucharla.
[12/10 20:54] Adrian Valenzuela: Fe de erratas: dónde dice celebridad, léase sensualidad
[12/10 20:55] Adrian Valenzuela: Nooooooo! Perdón, léase femeneidad
[12/10 21:04] Adrian Valenzuela: Casi hechizado por el hablar de su novia Jacinta el muchacho metió un pie en un pozo y se cayó, el teléfono voló por el aire y se estrelló en el pavimento
[12/10 21:05] Adrian Valenzuela: Quedó hecho añicos, el teléfono también se rompió
[12/10 21:06] Adrian Valenzuela: El muchacho sintió un tirón muy fuerte en el tobillo y se dio cuenta que no iba. Poder seguir caminando
[12/10 21:09] Adrian Valenzuela: Entonces con mucha dificultad llegó hasta la esquina de Elorza y Santa Fe y se sentó en el cordón de la vereda de la Cooperativa de teléfono
[12/10 21:11] Adrian Valenzuela: Mientras estaba sentado masajeándose el tobillo vio que por Santa Fe venía corriendo un niño que era hermano de un amigo suyo que vivía cerca de ahí. Nunca tuvo mucho trato con el pibe y por eso dudaba que este lo conociera
[12/10 21:12] Adrian Valenzuela: Pero necesitaba ayuda porque según lo que estaba sintiendo, creía que se había quebrado
[12/10 21:13] Adrian Valenzuela: Cuando el niño llegó cerca de él, este levantó el brazo derecho para llamar su atención y le dijo hola! Sabés quién soy yo?
[12/10 21:14] Adrian Valenzuela: Pero el niño lo miro con displicencia y le dijo - no y siguió corriendo para el lado de la Municipalidad

martes, 6 de noviembre de 2018

La pirámide

[12/10 20:34] Adrian Valenzuela: Va un señor muy viejito por la vereda de un barrio bastante desconocido. Un flaco que recién salía del club que estaba a la vuelta, pasó en bicicleta y lo miró por arriba del hombro.
En los árboles que bordeaban todas las veredas de la zona cantaban los pájaros, alegres, mientras fabricaban sus nidos.
Un ratón salió de un caño de desagüe y pasó por atrás del viejito pero este no se dió cuenta.
[12/10 20:37] Adrian Valenzuela: El señor caminaba mirando hacia abajo, pero en un ángulo, digamos, de 50grados, como para no perder la visión periférica del camino
[12/10 20:40] Adrian Valenzuela: Llevaba puesta una camisa casi blanca, surcida en el codo izquierdo y una chaleco negro, de lana del norte de Escocia. Calzaba unas zapatillas deportivas, que por más que fueran de su número, parecían grandes para él.
[12/10 20:41] Adrian Valenzuela: Cuando llegó a la esquina de Gral Paz y Elorza se detuvo como desorientado y miró para ambos lados
[12/10 20:43] Adrian Valenzuela: Hizo un gesto como de fastidio, pegó con su pie derecho, un golpe contra el piso, y con bastante dificultad se sentó en el cordón de la calle.
[12/10 20:44] Adrian Valenzuela: Pasó un chico que venía corriendo y no lo había visto hasta que lo tuvo casi encina. Lo miro con una mezcla de asombro y desconcierto
[12/10 20:46] Adrian Valenzuela: El viejito cuando lo vió al pibe levantó su brazo derecho y lo llamó
[12/10 20:48] Adrian Valenzuela: Le dijo - nene, vos sabés quién soy yo?
[12/10 20:50] Adrian Valenzuela: Y el chico le dijo - no, y siguió su camino, caminando primero y volviendo a correr después de unos metros.
[12/10 20:50] Adrian Valenzuela: Mientras corría pensaba en ese señor, realmente nunca lo había visto por el pueblo
[12/10 20:51] Adrian Valenzuela: Sacó su celular del bolsillo y llamó a su novia, lo atendió una voz masculina
[12/10 20:53] Adrian Valenzuela: Era ella que estaba muy disfonica, ya de por sí ella tiene una voz atabacada, bastante varonil, pero que mezclada con la celebridad de su hablar, se podría decir que hasta era sensual escucharla.
[12/10 20:54] Adrian Valenzuela: Fe de erratas: dónde dice celebridad, léase sensualidad
[12/10 20:55] Adrian Valenzuela: Nooooooo! Perdón, léase femeneidad
[12/10 21:04] Adrian Valenzuela: Casi hechizado por el hablar de su novia Jacinta el muchacho metió un pie en un pozo y se cayó, el teléfono voló por el aire y se estrelló en el pavimento
[12/10 21:05] Adrian Valenzuela: Quedó hecho añicos, el teléfono también se rompió
[12/10 21:06] Adrian Valenzuela: El muchacho sintió un tirón muy fuerte en el tobillo y se dio cuenta que no iba. Poder seguir caminando
[12/10 21:09] Adrian Valenzuela: Entonces con mucha dificultad llegó hasta la esquina de Elorza y Santa Fe y se sentó en el cordón de la vereda de la Cooperativa de teléfono
[12/10 21:11] Adrian Valenzuela: Mientras estaba sentado masajeándose el tobillo vio que por Santa Fe venía corriendo un niño que era hermano de un amigo suyo que vivía cerca de ahí. Nunca tuvo mucho trato con el pibe y por eso dudaba que este lo conociera
[12/10 21:12] Adrian Valenzuela: Pero necesitaba ayuda porque según lo que estaba sintiendo, creía que se había quebrado
[12/10 21:13] Adrian Valenzuela: Cuando el niño llegó cerca de él, este levantó el brazo derecho para llamar su atención y le dijo hola! Sabés quién soy yo?
[12/10 21:14] Adrian Valenzuela: Pero el niño lo miro con displicencia y le dijo - no y siguió corriendo para el lado de la Municipalidad
[13/10 10:30] Adrian Valenzuela: Este niño, que habrá tenido unos 10 años, mientras corría iba imaginando que era Gokú e iba saltando de montaña en montaña. Y había dejado atrás a un adversario peligroso. Lo había dejado tirado, mal herido por uno de sus Kamehameha
[13/10 11:28] Adrian Valenzuela: Sentía que su chi se acerca y su poder vibraba dentro del cuerpo
[13/10 11:29] Adrian Valenzuela: Su chi se acrecentaba
[14/10 07:49] Adrian Valenzuela: Cuando saltó a la cuarta cima, pisó una roca que no estaba bien aferrada a la montaña y al desprenderse hizo que el niño perdiera estabilidad y cayera rodando por la ladera. Se golpeó en muchas partes, pero principalmente las rodillas, la plana de la mano izquierda y el codo derecho. Cuando pudo incorporarse, se dió cuenta que sus ojos estaban llenos de lágrimas. Caminó unos pasos rengueando y se sentó en el cordón de la calle en la intersección de Santa Fe e Independencia.
[17/10 08:46] Adrian Valenzuela: Mientras miraba su rodilla izquierda sintió una caricia húmeda en su cuello. Los lenguetazos de una letra le causaron unas cosquillas en toda la espina dorsal.
[17/10 09:17] Adrian Valenzuela: En realidad eran los lengüetazos de una perra.
[17/10 09:30] Adrian Valenzuela: Se dió vuelta como si le hubiesen picaneado el cuello con un magiclik
[17/10 09:32] Adrian Valenzuela: La perra, de color tiza amarillento, dio un saltito hacia atrás, lo miró torciendo la cabeza y volvió a olfatear al niño
[17/10 09:33] Adrian Valenzuela: Se acercó a la rodilla derecha y le dió una lamida.
[17/10 09:45] Adrian Valenzuela: El niño le acarició el lomo. La perra comenzó a olfatearlo frenéticamente por todo el cuerpo y de golpe salió corriendo por Independencia hacia el norte
[17/10 15:11] Adrian Valenzuela: Sus ojos solo veían un punto de fuga, donde la perspectiva de las líneas de los dos cordones de la calle se unían en un horizonte imaginario
[17/10 15:13] Adrian Valenzuela: Mientras corría como loca, iba sintiendo olores de toda clase y origen
[17/10 15:18] Adrian Valenzuela: Su hocico se movía en todas las direcciones, cómo buscando algo específico.
Entrecerrados los ojos como si quisiera disminuir el sentido de la vista para acrecentar el del olfato.
[17/10 15:21] Adrian Valenzuela: Cruzo la vía en dos zancadas
[17/10 15:23] Adrian Valenzuela: Cuando iba llegando a General Paz, pasó por enfrente del local que había sido de Funes Center y los olores la confundieron. Frenó y se acercó al vidrio atraída por los aromas de los restos de alimento para mascotas
[17/10 15:24] Adrian Valenzuela: Saltaba de derecha a izquierda mirando por la vidriera llena de tierra
[17/10 15:24] Adrian Valenzuela: De pronto...
[17/10 17:09] Adrian Valenzuela: El sol lo traicionó
[17/10 17:12] Adrian Valenzuela: Se dio vuelta de golpe, como si hubiera percibido algo o a alguien. Su cola se movía rápidamente, y comenzó a ladrar efusivamente. Pegó dos saltitos hacia un lado y salió corriendo con toda la furia hacia la esquina del Tizo.
[17/10 17:12] Adrian Valenzuela: El Bazar
[17/10 17:21] Adrian Valenzuela: Por la vereda de Gral. Paz venía caminando una señora, que tendría más o menos la edad de Marcos, que todavía no se había levantado del cordón de Gral Paz y Elorza.
La señora pasó por enfrente de una casa que tenía un color muy llamativo en su planta alta.
[17/10 17:33] Adrian Valenzuela: Eso llamo su atención y aminoró su marcha para mirar con detenimiento el color de esa casa. Tenía una escalera negra de hierro que contrastaba con el claro y vivo de las paredes. Un perrito marrón con alma de salchicha corrió hasta el portón, no para ladrarle, si no para sentir su olor. Ella olía a manzanas frescas.
[17/10 17:34] Adrian Valenzuela: La señora continuó caminando hacia Independencia
[22/10 17:51] Adrian Valenzuela: Elvira llegó a la esquina del Tizo y cuando se dio vuelta para mirar hacia adentro del bazar sintió un empujón en sus piernas que hizo que se le levantaran en el aire y cayó pesadamente sobre un rollo gigante de manguera que estaba en el piso
[22/10 17:59] Adrian Valenzuela: Esto hizo que la caída no tuviera consecuencias graves en su cuerpo
[22/10 18:00] Adrian Valenzuela: Y bien aclaró, en su cuerpo...
[23/10 08:32] Adrian Valenzuela: Aún sentada sobre el rollo de manguera azul transparente, pudo escuchar el ruido de uñas raspando sobre el cemento de la vereda, alejándose.
[23/10 08:36] Adrian Valenzuela: Marcos quedó mirando al cielo, algo raro flotaba en el ambiente. Había una tenue capa de nubes, tan fina como una membrana traslúcida que cubría la atmósfera.
[23/10 08:41] Adrian Valenzuela: El sol estaba en el punto más alto del día, las personas ya se habían retirado a sus hogares. Se habían encerrado en sus hogares. De las ventanas entrecerradas, salían olores a salsas, carne cocida, estofado. Era la hora del vital ritual.
[1/11 18:50] Adrian Valenzuela: Elvira quiso levantarse, pero le fue imposible
[1/11 18:57] Adrian Valenzuela: Se dio vuelta sobre su propio cuerpo y quedó con el vientre sobre el rollo de manguera.
Apoyándose en sus codos pudo salir de la trampa que le imponía esa anaconda de goma.
Con mucha dificultad fue arrastrándose hasta el cordón
[1/11 19:02] Adrian Valenzuela: Cuando llegó se sentó como pudo c apoyando los pies en el pavimento justo en ese instante sucedió algo inesperado
[1/11 21:14] Adrian Valenzuela: Ni bien Elvira apoyo las plantas de sus pies en el pavimento un shock invisible corrió por las cuatro calles uniendo plástico plantas de los pies de Elvira, Marcos, El joven y el niño.
[1/11 21:16] Adrian Valenzuela: Los cuatro sintieron al mismo tiempo un cosquilleo eléctrico que les hizo doblar los dedos de los pies, pero no pudieron despegarlos del piso
[1/11 21:18] Adrian Valenzuela: El día se dejaba llevar sin oponer resistencia hacia la siesta y las calles parecieron vaciarse de golpe
[1/11 21:19] Adrian Valenzuela: La membrana de nubes que cubría el cielo permanecía indemne, no corría una gota de aire.
[1/11 21:20] Adrian Valenzuela: De pronto los cuatro al mismo tiempo comenzaron a sentirse un poco confundidos
[1/11 21:22] Adrian Valenzuela: El cosquilleo paso de las plantas de los pies a la punta de la cabeza, sentían que sus cabellos se paraban como si estuvieran cargados de energía estática.
[1/11 21:25] Adrian Valenzuela: Los cuatro estaban sincronizados sus movimientos eran idénticos
[2/11 15:01] Adrian Valenzuela: Un vacío sonoro estalló en Funes y de esas cuatro esquinas y cual arco voltaico que parpadea inestable surgieron cuatro rayos de luz eléctrica pero perfectamente rectos. Los cuatro con dirección a un mismo Punto.
[2/11 15:02] Adrian Valenzuela: Las cuatro espadas de luz se unieron a la altura de las nubes sobre el sector de la estación del ferrocarril.
[2/11 15:02] Adrian Valenzuela: Toda esta escena no dudó más de una décima de segundo.
[2/11 15:04] Adrian Valenzuela: Un ráfaga de aire corrió desde Gral Paz y Elorza hasta Santa Fe, doblando hacia Independencia y por esa calle hasta la esquina donde se encontraba Elvira.
[2/11 15:07] Adrian Valenzuela: El Aires fresco chocó fuertemente en su cara y la despabiló. Se sentía mucho mejor. Se puso de pie con bastante agilidad y sin dolores. Se sacudió la ropa y siguió caminando hacia su casa.
[2/11 15:08] Adrian Valenzuela: Nadie advirtió lo que pasó ese día en Funes, ni siquiera los cuatro protagonistas llegaron a comprender lo que les había ocurrido.
[2/11 15:12] Adrian Valenzuela: Un niño de unos diez años salió con su pelota a jugar al patio de su casa, se puso a hacer jueguitos, sentía que si prcticaba lo suficientemente, podía hacer tantas jugaditas como Messi. En una de las veces que se agachó a buscar la pelota que se la había caído levantó sus ojos y vio en el cielo una ventana que se abría entre las nubes, era perfectamente circular y dejaba ver un fondo celeste límpido.
[2/11 15:13] Adrian Valenzuela: Tomó el balón y siguió practicando hasta casi la noche.
[2/11 15:14] Adrian Valenzuela: FIN

domingo, 27 de agosto de 2017

Sangre dulce de río

Sangre dulce de río, agua de barro, viajera.
Culebra que serpentea. Baja despacio y se funde
en luz azul, en abismo, en mar sin tiempo, en nube sin fin.

Yo que siempre fui polvo en el aire, fuego en la rama. Agua del cielo.
La vida me trajo al borde, a tu orilla, a tu reino.
A contemplarte, para aprenderte, regar la vida y brotar.

Dulce río de agua y barro, sangre de selva.
Vestida de camalotes, preñada de peces se aleja
al horizonte, pero nunca me deja, secuencia sin fin.

Yo que siempre fui aire en la rama, fuego del cielo, agua en el polvo.
Tu orilla me trajo al reino de la vida litoral, al borde.
Para regar mis sueños y contemplarlos en tu espejo.

Río barro que viaja, agua dulce, sangre de vida.
ilusión que viaja sin parar, viejo río sin recuerdos
nuevo río cada día, nuevas aguas, viejos botes, los mismos reflejos.

Yo que siempre fui pasto, arboleda en el campo, humo en la tierra.
Hoy me trae tu reflejo hecho cielo que se aleja sin dejarme.
Como el amor distante, como el día que se apaga en tu atardecer.


jueves, 25 de agosto de 2016

Desde Que la vida

Desde que la vida nos trajo hasta este lugar común de los dos,
 el mundo se ha movido en muchos sentidos.
Las aguas han bajado incontables veces.
 El pasto ha tapizado la tierra cada primavera.

Desde aquella noche que entraste a mi vida igual que a ese bar,
 como irrumpen las tormentas la calma estival.
En aquel instante mi estrella vibró,
con una luz tenue cambió su color.

Desde que la vida nos trajo hasta este lugar donde solo cabemos vos y yo,
el mundo sigue siendo un sitio raro aunque sea el único conocido.
Nunca sabemos bien cómo transitarlo,
pero siempre llegamos a un destino.

Desde que tus ojos dijeron que si, tus palabras que no, tus labios que si,
desde ese momento cuantas cosas dijimos cuanto aire vibró en las gargantas,
y cuantas horas sin decir palabra.
Solo almas habitando el tiempo

Desde que el camino juntó nuestros pasos y dejamos huellas en un mismo sentido
muchas veces pareció que habría un cruce o un desvío.
y seguimos juntos marchando ....

Yo te digo amor, cuando veo mi corazón, cuando me veo a mí mismo
me gusta verme con vos.
Y aunque habitemos mundos de fantasía que nos contienen y que nos alejan
Y si chocamos en nuestras fantasías, entonces amémonos en el mundo real.

lunes, 18 de enero de 2016

Grela por dos, imagen y sonido

En el mes de octubre de 2014 asistí a la muestra del pintor rosarino Juan Grela, "La línea de Grela", que se realizó en el edificio que la Fundación OSDE posee en calle Oroño. La misma se realiza con motivo de conmemorarse el centenario del nacimiento del artista.
Elegí, para ir, un día que coincidió con la presentación de la obra del compositor Dante Grela, hijo del pintor, titulada "Dibujos sonoros". Además de llevarme la relación de afecto de alumno/maestro que tengo con Dante, me guiaba una inquietud interior por ver de qué manera el músico podía plasmar, haciendo vibrar el aire, las imágenes que desde décadas estaban impregnando el papel. Fijas dentro de los límites físicos, pero con una movilidad impactante en la impresión que dejan en el alma del que las observa.
Realmente al escuchar la música de Dante, descubrí una dimensión artística que intuía pero que nunca había tenido la oportunidad de sentir de primera mano. El canto de los instrumentos de viento fundiéndose y separándose de los sonidos electrónicos, así como la marea se mezcla con la arena para luego dejarla. El ritmo cierto, pero a la vez, despojado del pulso alienante de la repetición monótona y mecánica de fórmulas estilísticas. El ritmo, al igual que en la naturaleza, está en todo, pero no se hace presente a los sentidos humanos sino en los grandes sucesos, en los cambios que casi imperceptiblemente llevan a contrastes drásticos como el día y la noche o las estaciones del año. De esa misma forma sutil pero contundente está presente el influjo perpetuo del ritmo en la música de Dante y en los dibujos de Juan,  Grela ambos y ambos sensibles relatores de sucesos, cronistas que con su arte nos cuentan de fenómenos que casi siempre se producen cotidianamente en planos sobre los que no solemos proyectar nuestra atención.

Instantáneas I

Se que hay cosas de las que no querés hablar, y ese silencio es un hueco infinito.
Cómo una partícula puede estar al mismo tiempo en dos lugares.
Hay momentos en que está de más hablar. El nexo se produce en otra esfera.
Hay otros en que es imprescindible escucharte, y el contenido no importa en realidad.
Pero es imprescindible la caricia de tu voz.
No perdamos el tiempo, la vida nunca vuelve a pasar por el mismo punto.
Cómo explicarte el curso de las estrellas que sólo veo cuando cierro los ojos.
Cuanto espacio entre dos cuerpos abrazados.
Cuanta cercanía en una mirada lejana.
El universo se resume en un instante de luz.

Administradores de tiempo

Los seres humanos nos jactamos de habernos transformado en expertos administradores del tiempo. Al ser nuestra vida limitada, esa es la tarea más trascendente que podamos realizar. No nos queda otra. Tampoco nos queda tiempo.